Habitantes del sector opinaron sobre el proceso de regularización, que se implementa en el camposanto actualmente administrado por el Consejo de Cementerios del Arzobispado de La Serena.
En enero del 2017, el Consejo Arquidiocesano de Cementerios comenzó a administrar el camposanto del balneario de Tongoy, que hasta ese entonces estaba a cargo de la parroquia del lugar, momento en que quedó en evidencia la problemática que presentaba por las precarias condiciones, producto del colapso por su sobre-utilización. Por tal motivo, se iniciaron diferentes obras con el objetivo de regularizar el único cementerio existente en el sector, lo que generó una actualización en cuanto a los servicios y precios.
“Al momento de recibir el cementerio nos percatamos que éste no cumplía con la normativa legal. No tenía baños, ni registros y tampoco energía eléctrica”, señaló Cecilia Marín, Administradora de Bienes del Arzobispado e integrante del mencionado Consejo, agregando que hasta la fecha se ha avanzado en “el cambio del uso de suelo, como también el cierre perimetral y la contratación de personal que atiende permanentemente el lugar”.
Sin embargo, aún falta camino por recorrer para obtener su regularización total, ya que “se está trabajando en los proyectos de agua potable y electricidad, para así poder ingresar la carpeta a la Dirección de Obras Municipales y concretar las construcciones de nichos y mausoleos que se tiene contemplado, junto con las oficinas, baños públicos y para el personal”, comentó Cecilia Marín.
Vecinos opinan de los cambios
Al respecto, Raúl Sanders, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Tongoy, manifestó que “en una reunión que sostuvimos como vecinos con el Arzobispado, se nos explicó claramente cuál era el objetivo de la nueva estructuración del cementerio. Si bien es cierto el valor se incrementó, esto ocurre porque de igual forma han aumentado los gastos, ya que hay que realizar una buena inversión para su reestructuración, lo que significa un costo para quienes lo administran”.
En este mismo sentido, el dirigente realizó una invitación a “respetar el camposanto. Hace un tiempo atrás nos percatamos de que nuestros difuntos han visto vulnerado su descanso, porque estaba lleno de pancartas afuera, sobre situaciones que está bien, tenemos que discutir, pero hagámoslo de manera civilizada y no molestando a quienes están allí en su última morada”.
Finalmente, agregó: “lo que está haciendo el Arzobispado creo que va en la senda correcta, en relación a que hay un análisis de costo previo y el diseño de un cementerio de última generación que, además, significa un proyecto de largo plazo”.
En tanto, Georgina Araya, habitante del sector, enfatizó que “las mejoras se notan visiblemente al momento de ingresar al cementerio, es algo notable. Actualmente hay limpieza, orden, baños químicos y un cierre con panderetas. Para todos nosotros es muy importante que el cementerio se encuentre en buenas condiciones y al respecto tengo otra mirada en este asunto, ya que estimo que todas estas mejoras implican un costo”.
Mientras que Patricio Neuber, quien reside en Guanaqueros, señaló que “desde mi perspectiva es un asunto de ayuda a la comunidad. Ya que sin este lugar, la gente del sector tendría que ir a enterrar a sus seres queridos a Coquimbo y todos sabemos lo que implica recorrer esa distancia. Yo creo que las mejoras que se están haciendo son fundamentales, porque hasta hace un par de años el cementerio era un desastre, había una muralla caída y actualmente de a poco esto se ha ido arreglando”.
