Lo principal es que un adulto los supervise siempre, aunque sepan nadar.
La asfixia por inmersión es una de las principales causas de muerte en Chile de niños menores de cinco años y causa de secuelas neurológicas en muchos de los que consiguen sobrevivir, por lo que es importante adoptar todas las medidas necesarias para prevenir caídas y otro tipo de lesiones en torno a las piscinas.
El Dr. Carlos Rivera, Jefe de la Unidad de Urgencia de Clínica Universidad de los Andes, entrega algunas medidas preventivas:
1. Supervisión siempre: nunca hay que dejar solos a los niños en lugares con agua, como mar, piscinas, acequias, canales, ríos, lagos e incluso el baño de la casa, ni cerca de recipientes con líquido. Aunque ellos sepan nadar, si sufren un golpe o caída, pueden asustarse y no saber qué hacer.
2. Prohibirles jugar alrededor de la piscina: hay que explicarles que no deben correr en la orilla porque se pueden resbalar, tampoco tirarse piqueros o jugar de manera violenta, ya que podrían dañarse ellos mismos o a otros.
3. Vaciar las piscinas inflables luego de usarlas: este tipo de piscinas solo deben inflarse al momento de usarlas y luego vaciarlas, incluso las de poca profundidad. Solo se necesitan unos pocos centímetros de agua para que se ahogue un niño.
4. Poner rejas protectoras alrededor: en las casas, rodear las piscinas con rejas de protección. Las indicaciones son una altura de 1,5 metros y con una separación entre barrotes de máximo 10 cm para que no quepa la cabeza de un niño. La puerta debe permanecer siempre cerrada y con un seguro que no sea fácil de abrir por parte de los menores.
5. No dejar objetos cerca: es fundamental que no haya sillas, pisos o escaleras cerca de las rejas, que los niños puedan escalar. Asimismo, se debe evitar que dentro o alrededor de la zona de la piscina existan elementos atractivos para los niños, como juguetes que quieran sacar.
6. Elementos de flotación: usar chalecos salvavidas o flotadores adecuados para el peso y la edad del niño. Las alitas y los juguetes plásticos no son seguros.
7. Enseñarles a nadar: si bien nunca reemplazará la supervisión y acción de un adulto, puede ser de ayuda en caso de una caída.
8. Hacer cursos de reanimación cardiopulmonar: estar preparado para ayudar a una persona que ha sufrido asfixia por inmersión puede salvarle la vida. Esos minutos que pasan antes de recibir ayuda médica, pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Tampoco hay que olvidar el uso de factor solar y reaplicar después del baño.
“Siempre la prevención es la mejor herramienta para no tener que lamentar un evento traumático y sufrir sus consecuencias. Toda acción preventiva es recompensada pues la mayoría de los traumas no ocurren al azar, sino que son fruto de alguna acción u omisión que pudo haber sido evitada”, afirma el Dr. Rivera.
