Aunque en Chile no hay datos exactos del número de personas dentro del trastorno del espectro autista (TEA), la Organización Mundial de la Salud estima una prevalencia en 1 de cada 160 personas, siendo más común en hombres que en mujeres.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto de alteraciones persistentes relacionadas con el desarrollo neurobiológico y cuyas características pueden agruparse en los siguientes 3 ámbitos:
1- Dificultades en el área social
2- Alteraciones en la comunicación verbal y no verbal.
3- Comportamiento repetitivo, restrictivo y estereotipado.
A pesar de ser una condición permanente que expresa sus primeros signos en la infancia, el diagnóstico puede ser tardío y demostrarse de forma más evidente en la adolescencia, etapa universitaria e incluso en la adultez, ya sea por falta detección precoz o porque se ha desarrollado una capacidad de adaptación que dificulta su diagnóstico. Dentro de la clasificación de TEA se encuentra: el autismo clásico, síndrome de asperger, trastorno desintegrativo infantil y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
¿Diferencias dentro del mismo espectro?
Aunque todos los TEA tienen cosas en común que permiten su diagnóstico, podrían tener grandes diferencias en su comportamiento y nivel de expresión: severo, moderado o leve, así como su asociación a dificultades del lenguaje o de tipo motora, incluso con presencia de episodios de depresión o ansiedad. Esto último puede deberse a la incapacidad de comunicarse exitosamente, de adaptación social o situaciones de estrés sensorial.
¿Cuáles son algunos de los condicionantes de la alimentación en TEA?
Sin duda que las personas con TEA suelen tener dificultades permanentes que impactan su vida diaria y la alimentación es un ejemplo de ello. Algunas personas podrían tener una hiperselectividad y evitar aquellos alimentos duros, chiclosos o granulosos. Otros podrían presentar una hipersensibilidad a la temperatura y olor de las comidas, así como mostrar obsesión por ingerir siempre el mismo alimento, en un horario fijo, de una marca o sabor específico.
¿Qué aspectos se debe considerar en la alimentación en TEA?
Ambiente adecuado: El entorno en donde se realiza la ingesta de alimentos debe ser un lugar cómodo y distendido, de tal manera de dar seguridad.
Paciencia: Si la persona con TEA presenta dificultades, por ejemplo, para tener un ritmo de alimentación constante, demuestre respeto y esfuércese por entender la situación.
Comunicación clara y simple: Una de las características más notorias del TEA es que poseen un lenguaje muy literal. Haga un esfuerzo por entregar instrucciones claras de tal manera de evitar la confusión.
Horario organizado: La rutina es una de las cosas que más fascinan al común de los TEA. Evite cambios en las horas de alimentación ya que la mínima variación podría generar estrés.
Anticipe las cosas: Si van a comer en otro lugar o probar una comida nueva, intente explicar con anterioridad lo que eso significa. Los detalles y el conocimiento previo de una situación reduce el estrés.
Simplemente una mirada diferente
Debido a la diversidad de expresión y/o comportamientos en personas con TEA, en lo que respecta a la alimentación lo más importante es conocer sus fortalezas y debilidades, así como identificar qué cosas o situaciones causan estrés, a fin de crear estrategias que permitan aumentar su éxito. Es fundamental que considerando esto, se busque ayuda de un profesional nutricionista con el objetivo de generar un plan de intervención que ayude a suplir la presencia de algún déficit nutricional.
Ana Belén Seura Ríos
Interna Nutrición y Dietética
Universidad Católica del Norte
